Para todos aquellos que visitan el sudeste asíatico, es casi paso obligado. Bangkok como la llamamos los occidentales, o ciudad de los ángeles como la conocen los Tailandeses (Krung Thep Mahanakhon), está situada en un punto estratégico que te permite viajar a cualquier parte de Asia y Oceanía. De hecho es lugar de residencia para muchos que han escogido hacer negocios en el lejano oriente.

 

En mi caso ha sido punto de llegada y de partida cuando he visitado el sudeste asiático.

 

No es precisamente ni la ciudad más segura, ni la más limpia, ni la más organizada… pero tiene algo que te atrae, sobre todo fotográficamente hablando. Es ese lugar al que llegas y una de dos: o adoras o aborreces para siempre.

 

Tailandia está muy de moda últimamente, sobre todo sus playas. Bangkok no es que esté de moda, pero como todas las grandes capitales es centro neurálgico, de negocios, de vida… y casi se hace imprescindible concerla. Poco o mucho se puede ver, depende de las intenciones de cada uno. Desde la imprescindible Khao San Road, con su multitud de puestos con falsificaciones de todas las marcas y modelos, puestos de comida callejera, archiconocidos vendedores de insectos comestibles… y desde luego sus atronadores bares y pubs que son el reclamo para los turistas que buscan en la ciudad el desenfreno…

 

Bangkok tiene una parte casi mística. Tan sólo hay que perderse por sus callejuelas y dejarse cautivar por sus olores y colores. Para un fotógrafo es uno de esos lugares en los que fotografiar casi se vuelve una obsesión. Un consejo: mejor ver, analizar y despues fotografiar.

 

Como todos los sitios a los que viajo, no me interesan mucho sus palacios, ruinas, monumentos… aunque es este caso (en toda asia) es una constante a los ojos del viajero… Prefiero su gente, sus barrios, vida… De hecho hubo una parte importante de este reportaje que realicé de aquellos que viven a orillas del Chao Prahya, o directamente sobre él en algún tipo de casa flotante. Es esa parte de la ciudad que muchas veces pasa desapercibida y que esconde tanto o más que la metrópoli en sí. Sorprende ver cómo vive la gente del agua y por el agua.

 

Bangkok… ciudad de los ángeles… Aunque poco tiene de eso seamos sinceros. Otro consejo: no desesperéis ni con los regateos (muchas veces no interesa comprar porque lo puedes encontrar en internen más barato y te lo llevan a casa), ni con los taxistas, que intentarán engañaros de cualquier manera (es una información genética que va impresa en su ADN)…

 

Espero que os gusten las fotografías.

 

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